Publicado el lunes, 27 de enero de 2014
en la sección Imagen del Diario de Yucatán.
Jorge Luis
Hidalgo Castellanos
La ciudad de México puede enorgullecerse
de muchas cosas, pero una de las más emblemáticas sin duda alguna es el Zoológico
de Chapultepec. El nombre viene del parque urbano en la capital mexicana cuyo nombre
deriva de dos palabras en náhuatl (uno de los idiomas mexicanos): chapolin que significa saltamontes
(chapulín para los mexicanos) y tépetl,
cerro o monte. Chapultepec es el cerro del chapulín y qué mejor lugar para un
zoológico.
Establecido un poco después de terminada
la Revolución Mexicana, en 1924 el biólogo Alfonso Luis Herrera lo inauguró
para solaz no solamente de los capitalinos sino de todo los mexicanos puesto
que fue el primer zoológico de la República y en el que se podían apreciar
hasta 243 especies de animales silvestres de México y el mundo, inicialmente
pensado en mostrar la fauna local y preservarla dada la gran biodiversidad
mexicana. En 1945 se le dio el nombre de su fundador. En la década de los 90 se
llevaron cabo obras de remodelación que modernizaron el parque y lo organizaron
en secciones bioclimáticas: desierto, pastizales, franja costera, bosque
templado y bosque tropical. Es el zoológico más antiguo de Latinoamérica, si
bien se creó 170 años después del de Shonbrunn en Viena.
Hace casi un siglo, claro está, el país tenía
una población que apenas llegaba a los 15 millones de habitantes y nadie se
podía imaginar una megalópolis como lo que hoy en día es la zona metropolitana
de la ciudad de México, cuya población rebasa ya los 20 millones de personas y
lo que tiene como uno de sus resultados el número de visitantes al año al
zoológico, calculado en más de 5.5 millones, con la mayoría arribando durante
los fines de semana para recorrer sus 17 hectáreas en la primera sección del
Bosque de Chapultepec.
El zoo de Chapultepec fue diseñado a
principios de los años 20 siguiendo el modelo del Jardín Zoológico de Roma, que
era parte del Museo de Zoología de la Comuna de Roma. El “giardino” es conocido
en la actualidad como Bioparco en la ciudad eterna.
Administrativamente el parque depende de
la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre del gobierno del Distrito
Federal, encargada de otros dos zoológicos en la capital mexicana. Está
dividido en secciones bioclimáticas y cuenta con especies endémicas de la
cuenca del Valle de México como el ajolote o Axolutl (Ambystoma mexicanum),
un anfibio único en el mundo. Existen programas de actividades educativas para
los niños y exposiciones interactivas, que cada seis meses cambian, sobre el
medio ambiente, la fauna y las especies en peligro de extinción, algo
fundamental para una población urbana que tiene poco contacto con la naturaleza.
Algunas actividades como las denominadas “Azoómate” y “Zoorpréndete” están enfocadas
a la sensibilización de los habitantes de la mayor ciudad de México para
aprender a convivir con la naturaleza, comprender a la fauna y principalmente
protegerla para su preservación.
El zoológico tiene un mariposario y un
herpetario que por sus propias características deben contar con cuidados
específicos que implican costos extraordinarios. Por ello, si bien la entrada
al zoo es gratuita, el ingreso a estas dos áreas del parque tienen un costo mínimo
–alrededor de 40 pesos o 3 dólares-, brindando la posibilidad a los niños y
adultos de conocer el desarrollo de una mariposa y poder ver la transformación
de una crisálida, es decir, el nacimiento de una mariposa.
En diciembre de 2013, inició un programa
de intercambio de animales silvestres con el zoológico de Higashiyama, ubicado
en Nagoya, cuyo alcalde viajó desde Japón para lanzar el programa en
Chapultepec y sumarse a los que se tienen con otros países. Por cierto, dado
que fue en México donde por primera vez se concibió y nació un oso panda en
cautiverio, fuera de China, también se tienen lazos con ese otro gigante
asiático.
En los recientes meses la cigüeña ha
traído nuevos huéspedes al zoológico, como un orix Gemsbuck, un ocelote y las
dos jirafitas, que pesaron cada una solo 50 kg al nacer. Los niños tienen la
oportunidad de ponerle nombres.
Para ir a este zoológico puede tomarse
el metro y bajar en la estación Chapultepec de la línea 1 (color de rosa) o en
la del Auditorio de la línea 7 (anaranjada) y de allí caminar. Otra manera es
ir por el Paseo de la Reforma, fabulosa avenida –quizá la más bella de la
ciudad- en coche, taxi o autobús, incluso el Turibús le deja allí. Pero si
quiere también puede ir en bicicleta, patines, patineta o simplemente a pie.
Los domingos una parte del boulevard está cerrada al tránsito vehícular.
Vivir en la capital de México brinda la
oportunidad de ir a Chapultepec, uno de los pulmones de una de las más grandes
ciudades del mundo, pero si usted no tiene ese privilegio, cuando viaje al
Distrito Federal no deje de visitar el
zoológico de Chapultepec, uno de los primeros en el mundo. Lo disfrutará.H
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